En las mañanas frescas, con un aire limpio de olores matutinos que se evaporan de la naturaleza desbordante de las orillas del Tâmega. En tardes agradables y soleadas, donde el tiempo tiene un curso lento y se detiene para disfrutar de toda la belleza que emana de este valle de Chaves, donde las civilizaciones remotas, como los romanos, vivieron hazañas épicas e inolvidables aquí, expresadas en sus puentes, caminos y termas.